miércoles, 21 de enero de 2015

Reconfiguración y participación



El que actualmente está en discusión, será el quinto programa nacional que específicamente atiende la cultura. Podríamos decir que es el tercero que se realiza bajo la responsabilidad de Rafael Tovar y de Teresa, un funcionario experimentado que no se deja llevar por modas o expresiones grandilocuentes. ¿Qué podemos esperar de este proceso? Ante todo una cierta continuidad que la experiencia de tantos años de trabajo en el sector cultural le ha dado y que al mismo tiempo que lo ha enriquecido le puede dificultar la realización de algún giro. "El patrimonio es el buque insignia de la política cultural" en México, expresó en un escrito Tovar y así lo ha sido en los cuatro anteriores programas nacionales de cultura y muy probablemente en el próximo. Sin embargo, es de desear que el programa tome en cuenta los cambios sufridos por la sociedad en estos últimos 12 años.

Lo primero que desearía del programa nacional de cultura es que las acciones que proponga redunden en el fortalecimiento del sector cultural necesitado de mayor presencia pública y de una cada vez mayor profesionalización de su personal administrativo y técnico. Un punto que puede provocar el optimismo sobre la presencia del sector cultural en el conjunto de la administración pública es que la negociación del primer presupuesto de cultura de la actual administración ha pasado con "B" la prueba de demostrar que al nuevo gobierno le interesa la cultura. Al analizar el proyecto de presupuesto de egresos de la Federación en diciembre pasado, Carlos Villaseñor (Proceso, 10 de diciembre de 2012) señalaba una disminución de los recursos de Conaculta en casi el 44 por ciento, desastre que no sucedió sino que hubo un pequeño incremento de casi 1 por ciento. En general, las instituciones coordinadas por el Consejo que tienen un presupuesto definido por el Congreso quedaron casi tal como estaba contemplado en el proyecto de presupuesto, pero el conjunto de aparatos coordinados por el Conaculta más el presupuesto propio de este último alcanzó 19.22 miles de millones de pesos (mmp), es decir, 20 por ciento más de lo que consideró Villaseñor en diciembre. Aparte, hay programas especiales en los que participan los Estados y el propio Conaculta que alcanzan un monto de 2.38 mmp; además, existen programas específicos para infraestructura y desarrollo cultural con 8.02 mmp y transferencias a las secretarías de cultura de los Estados y a fideicomisos culturales por 4.27 mmp. En total, calculo que el presupuesto destinado a cultura en todos sus rubros alcanza los 33.9 mmp que representa el 1.1 por ciento del presupuesto de la Federación (me he basado en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2013: www.apartados.hacienda.gob.mx/presupuesto/temas/pef/2013/temas/tomos/11/r11_reurgfpp.pdf).

Sin embargo, este relativo optimismo que podría derivarse del resultado final de la negociación del presupuesto de egresos no es suficiente para pensar que la planeación cultural esté resuelta. Hay problemas nuevos que han surgido en estos 12 años recientes. Lo primero es la gran importancia que ha adquirido la Comisión de Cultura en la negociación y designación de los rubros y montos presupuestales. El otro factor es que a la Comisión de Cultura le ha dado por designar directamente partidas presupuestales sin que medie ningún proceso de planeación. En el presupuesto del sector cultural, descontando las transferencias a los Estados, hay varios rubros poco definidos que suponen una gran cantidad de recursos y que son asignados directamente por la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados. Consideremos el rubro E011 "Impulso al desarrollo de la cultura", que supone más de 7 mmp. ¿Qué significa este rubro? ¿Qué programas implica? ¿Quién lo va a gestionar? El próximo plan nacional de cultura supone una estrecha colaboración del Conaculta con la Cámara de Diputados para hacer de la programación cultural el hilo conductor de todo ejercicio presupuestal.

Hay otros elementos que desde mi punto de vista debe tomar en cuenta el ejercicio de planeación que está en proceso.

La primera es la participación de la sociedad civil en la planeación y en la ejecución de los programas. La cultura es tal vez el rubro en el que los ciudadanos se sienten más capaces de intervenir expresando opiniones, críticas y demandando programas que ellos mismos gestionen. No basta el Fonca ni el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC) para decir que la cultura se ha aproximado a los creadores y a los ciudadanos. Es indispensable fomentar la agencia social y el desarrollo de la ciudadanía inventando, promoviendo, aprovechando todos los resquicios de participación ciudadana. Para ello es necesario emprender una reforma del Conaculta que rompa con el verticalismo y promueva mayores espacios de participación.

La cultura es un derecho consagrado por la Constitución en 2009. Cómo se traduce esto a efectos prácticos depende, así lo pienso, de la elaboración de una ley reglamentaria. En mi opinión es necesario modernizar la normatividad cultural de acuerdo con la reforma constitucional de ese año. Esta reforma debe tomar en cuenta la definición del patrimonio arqueológico, histórico y artístico como un campo gestionado por el Gobierno federal, pero legislar en todos los otros puntos que no están comprendidos por la Ley Federal de Monumentos. En particular la legislación cultural debe incorporar todos los debates que desde la Dirección General de Culturas Populares se han llevado a cabo sobre el patrimonio inmaterial y convertirlo en una palanca de afirmación identitaria local y de cohesión social.

Cualquier debate actual sobre la cultura no puede prescindir del doloroso espectáculo de la violencia que ha vivido el País desde hace varios años. La planeación cultural debe decidirse a apostar a favor de todos los esfuerzos que los ciudadanos y las organizaciones de base están realizando para crear una sociabilidad basada en la tolerancia y el respeto. La vida como derecho fundamental de los seres humanos debe estar presente en todos los programas culturales e incluso fomentar programas específicos de cultura de paz.

La cultura es una compañera indispensable del desarrollo, por ello la planeación cultural debe tomar todo el espectro del desarrollo humano y diseñar programas que combatan la desigualdad por motivos de ingreso y educación como también aquella derivada del prejuicio y la condición social. En especial, el sector cultural debe asumir en su planeación que la equidad de género es una condición indispensable para la superación de la pobreza. La cultura debe ponerse a la cabeza en la promoción de un desarrollo incluyente.

Por último, como ha estado presente en otros programas nacionales de cultura, la cooperación internacional se ha vuelto una necesidad tanto de los creadores como de los consumidores culturales. Ésta se ha hecho más compleja por la crisis que asuela Europa y que ha disminuido su cooperación al desarrollo. La cooperación entre los propios países del sur es la clave de la integración, y la revisión de lo que puede ser el espacio cultural iberoamericano, nuestro punto de referencia básico en materia de política cultural internacional, debe ser apuntalado y fortalecido.



Antropólogo e investigador







Voces en el foro



Durante el segundo Foro de Cultura y Arte, rumbo a la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, los ponentes también destacaron la crisis, los altos niveles de violencia y la necesidad de ver a la cultura y las artes como un remolque.

En este acto, realizado el 11 de abril, con la participación de funcionarios, promotores y artistas en el Salón Hispanoamericano de la SEP, se reunieron el secretario de Educación, Emilio Chuayffet, y el presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa.

El titular de Conaculta señaló que México está en un momento en que su imagen en el exterior se ha devaluado y en el que la cultura y las artes son la parte más noble y auténtica.

Para Chuayffet, el Estado no hace cultura, aunque sea una forma acabada de ella.

En cambio, explicó, el Estado es el responsable en buena medida de la política cultural, como tal, asume las responsabilidades de brindar las condiciones necesarias para la creación.

En el foro, participaron la antropóloga Ana María Salazar, con Patrimonio cultural; el compositor Arturo Márquez, con La difusión de las artes y educación artística; el cineasta Edgar San Juan, con Cultura y cine nacional; el músico Mario Lavista, con Estímulos a la creación artística; Marcelo Uribe, con Fomento del libro y la lectura; Héctor Orestes Aguilar, con Política cultural en el exterior; Natalio Hernández, con Culturas populares e indígenas, y Eduardo Cruz Vázquez, con Industrias culturales.







"La cultura es una compañera indispensable del desarrollo".








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Fecha de publicación: 28-abril-2013

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